jueves, 14 de mayo de 2009

¿Hay alguien que no tenga prejuicios?

No es muy común sentarme y pensar sobre los prejuicios que poseo. Cuando leí las actividades para esta semana me sorprendió que la sesión estuviera dedicada a identificar nuestros prejuicios. Me pregunté ¿qué tiene que ver esto con la maestría? Durante la sesión, escribí los míos, escuché los de mis compañeros y entendí: todos tenemos o hemos tenido algún prejuicio. Seguramente muchas decisiones de nuestra vida las tomamos en función de ellos. Con algunos crecimos, otros los construimos, algunos más nos son impuestos por el entorno; pero todos ellos forman parte de lo que somos y de la forma en cómo nos conducimos socialmente. Vale la pena revisar el porqué están aquí, cómo interfieren en nuestra vida y cómo podemos librarnos de ellos cuando sus consecuencias son negativas y nos crean conflictos.
El Diccionario de la Lengua Española define al prejuicio como Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Para el doctor en Psicología estadounidense Robert S. Feldman los prejuicios son evaluaciones o juicios negativos o positivos respecto a los integrantes de un grupo, que están basados principalmente en la pertenencia de dichos individuos al grupo, más que en el comportamiento de un individuo particular (Acuña-Ruiz, Oyuela, 2006). Al leer estas definiciones nos damos cuenta que existe un factor esencial en el prejuicio: la falta de conocimiento con respecto al hecho, objeto o sujeto de cual se trata. Nos formamos una opinión y como consecuencia generamos actitudes basadas en la falta de verdad o aprobamos un hecho aceptado culturalmente sin someterlo a un juicio distinto y bajo esa certeza contribuimos a su perpetuidad. Para tal caso, es igualmente peligroso si el juicio que se emite es positivo o negativo.
Los prejuicios no nacen solos, surgen con base en los estereotipos. Un estereotipo es un esquema fijo y preconstruido de carácter conceptual, lingüístico, sociológico e ideológico, asimilado de una comunidad social o cultural compartida (Herrero, 2006). El estereotipo permanece inmutable dentro del ambiente social en que uno se desenvuelve. Incluso, se considera necesario al servir de soporte en la percepción de la realidad del mundo, facilita el contacto y relación con los demás al compartir los mismos esquemas (Herrero, 2006). Entonces, ¿por qué da lugar a actitudes que pueden desencadenar conductas agresivas entre grupos distintos?
Una combinación de ideas estereotipadas, emociones exageradamente fuertes y la ausencia del conocimiento, contribuye a la generación de conductas extremas. A partir del prejuicio tienen lugar la discriminación, la exclusión, el racismo, entre otras prácticas que contravienen los derechos fundamentales del ser humano. La presión de la conformidad social explica porqué se absorben rápidamente prejuicios de la gente más cercana a nosotros (Morris, Ortiz, 2005). Un grado excesivo de estas creencias ha propiciado el surgimiento de sectas u organizaciones con ideologías que manifiestan desprecio y odio hacia sectores con los que no comparten estereotipos. En un afán de pertenecer y ser aceptados en un grupo social, podemos asumir actitudes de las que probablemente no estemos en total acuerdo.
Al concluir esta actividad reflexiono sobre los problemas sociales de mi país y del mundo. La falta de entendimiento entre las personas, la ausencia de apertura a distintas formas de pensamiento, la carencia de disponibilidad para aceptar las diferencias que todos tenemos, todo ello impide una convivencia pacífica y respetuosa, origina conflictos sociales, violencia, guerras, pobreza. Me queda más claro ahora cual es la intención del análisis de los prejuicios que realizamos en la sesión. En la maestría trabajamos en equipo, porque se requiere para construir un mejor conocimiento a través del trabajo colaborativo, por lo tanto, no podemos permitir que los prejuicios intervengan y obstaculicen nuestro trabajo. Mantener una mente abierta nos permitirá desarrollarnos mejor en lo académico y lo social. Lo que practiquemos en este espacio, sin duda tendrá repercusiones en nuestra propia vida y en la de los que nos rodean.


Referencias

Herrero, H. (2006). La teoría del estereotipo aplicada a un campo de la fraseología: las locuciones expresivas francesas y españolas. Espéculo. Revista de estudios literarios. Recuperado el 27 de Marzo de 2009, de http://www.ucm.es/info/especulo/numero32/teoreste.html.


Acuña-Ruiz, A. E. & Oyuela, R. (2006). Diferencias en los prejuicios frente a la homosexualidad masculina en tres rangos de edad en una muestra de hombres y mujeres heterosexuales. Psicología desde el Caribe, 18, 58-88. Recuperado el 27 de Marzo de 2009, de
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=21301804


Morris, C. (2005). Introducción a la Psicología. (12ª ed.). México. Pearson Educación de México.

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